Es el momento de ir al veterinario, y de repente tu gato desaparece de tu vista. Acabas de sacar el transportín del armario y ves cómo tu felino amigo corre como si fuera Usain Bolt debajo de la cama; miras debajo de la cama y ahí está agazapado en el rincón más alejado. Por mucho que lo intentas de todas las maneras no consigues hacer salga, así que, desesperado, llamas a tu veterinario para pedirle disculpas y reprogramar la cita. ¿Cómo hacer que tu gato pierda el miedo al transportín?
Pues la idea básica es tranquilizar a tu gato cada vez que entre en el transportín, hacerle saber que no le pasará nada malo por meterse en él. Esto se puede conseguir de varias maneras, pero lo más importante es hacer que ese transportín que tanto teme sea una parte de su rutina diaria, y así poder usarlo para los viajes al veterinario o cualquier otro lugar.
Mantener el transportín en un lugar de tu casa que siempre esté visible para tu gato le ayudará a acostumbrarse a su presencia. Los primeros pasos para lograr que tu gato utilice el transportista comienzan mucho antes del viaje al veterinario. Es necesario familiarizar a tu gato con el transportín de una forma lenta y gradual:
Antes de la visita al veterinario, hay algunas cosas que puedes hacer para calmar a tu gato y prepararle para el viaje.
Mete a tu gato en el transportín y, en lugar de poner ponerlo directamente en el suelo o el asiento del coche, apóyalo sobre una almohada blanda (para reducir las vibraciones) y cúbrelo completamente con una tela siempre y cuando no haga demasiado calor en el ambiente. Intenta colocarlo en la mejor posición que puedas, pero siempre lejos de cualquier rayo de sol que entre a través de las ventanas. Si es un día caluroso, deja que pase suficiente aire en el trasnportín; símplemente pon la tela en la parte delantera del transportín, para tapar su visión lo máximo posible. Además, asegúrate de usar el cinturón de seguridad para mantener el transportín en su lugar.
Al llegar al veterinario, intenta mantener a tu gato lo más tranquilo posible y trata de minimizar cualquier hecho traumático para él. A continuación te damos algunos consejos para conseguirlo:
Siguiendo estos consejos harás que tu gato esté lo más relajado posible, dadas las circunstancias, y le enseñarás que no tiene por qué temer al transportín, lo que te permitirá reducir el tiempo que pasas persiguiendo a tu gato por toda la casa para conseguir que entre.
Si no acostumbras a tu gato a ver el transportín y no le enseñas a familiarizarse con él, cuando le saques para hacer una visita al veterinario o a cualquier otro lugar, quizá lo máximo que veas en ese momento sea la punta de la cola de tu gato viendo como se introduce debajo de la cama huyendo de «ese monstruo».
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